Me choca decírtelo, pero: te lo dije. Habría sido mejor que no abrieras la bocota. Siempre es lo mismo. ¡Y claro! Ya estás arrepentido y el remordimiento te durará un par de días. Deberías cambiar ese café cargado por un té de manzanilla. Acuérdate: dijeron en el radio que es antidepresivo. De nada te servirán un par de cervezas y mucho menos de tequilas: regresar a tu realidad será peor y además, de seguro, vendrá acompañada con más dolor de cabeza. Hoy no tengo ganas de regañarte. Es aburrido repetir lo mismo una y otra vez. Pareces un chamaco. Llevamos cincuenta años con esta misma canción. Cada vez me convenzo más de que tienes una doble personalidad. El eufórico habla, y al otro día, el responsable se arrepiente.
¿Ya escuchaste los ruidos en el baño de arriba? Son de terror, ¿no? Pues sí, es ella, ya despertó. Mis reclamos se quedarán cortos comparados con los que se te esperan. Tu inconsciente, aunque no lo creas, se preocupa mucho por ti. Yo puedo ser cruel, puedo ser necio, pero sus sermones te van a hacer pedacitos. Lo sabes bien, no hay defensa posible. Y no pierdas tu tiempo buscando argumentos ni explicaciones: no te van a servir de nada. Mejor aguanta callado y no pongas esa cara. Que ni ella ni yo estamos para aguantarte.
Mientras lavas los platos de la cena, los restos de cada uno te recordarán al invitado que los dejó ahí. Con cada vaso y con cada copa, los comentarios revivirán y un inventario de frases dichas sin control se clavará en tu estómago. Además de la indigestión que provoca una cena a la que ya no estás acostumbrado, habrá que sumar el empacho de arrepentimientos y el dolor de cabeza que despiertan los excesos del alcohol y de la torpeza.

¿Ya sacaste la basura? ¿Ya revisaste el tanque del gas? ¿No tienes ganas de nada? Pues esto no es de ganas, lo sabes bien. Las tareas se acumularán y los problemas pequeños se harán grandes. Mejor despabila. ¿No te has dado cuenta de que hoy es domingo? Olvídalo, ni la basura ni los del gas vienen hoy. No sale agua caliente, ya se acabó el jabón, la ventana se quedó abierta, los moscos ya están haciendo de las suyas. Para la próxima, te convendría ponerme más atención. Ahora: ráscate con tus uñas.
Te lo dije: no más de dos o tres copas. No más de dos o tres comentarios. Te lo dije: calladito te ves más bonito. Ya no tarda en llegar el jardinero, te dijo que sólo hoy podía venir. ¿Con qué le vas a pagar? Debiste ir ayer a sacar el dinero del cajero, ya no te va a dar tiempo ahorita. De seguro te va a salir con que hay que conseguir una escalera grande para cortar la rama. ¿De dónde le sacas una escalera grande si se la prestaste al vecino? ¿Con que cara lo vas a ir a molestar? Te va a reclamar por el volumen de la música de anoche. Ni hablar, ahí se quedará otro mes la maldita rama hasta que se caiga solita. O sobre la cabeza de alguien. Bueno, mejor sí ve con el vecino, a poner tu carota. ¿No te parten el alma los aullidos de las perras? Te vieron bajar sin los tenis puestos. Les rompiste el corazón. Adiós paseo, muchachas, se pospone para mañana. Bueno, por lo menos échales comida en sus platos. ¡Pero con ganas!
Reza para que suene el teléfono, una hora de conversación con sus amigas le harán olvidarse de ti. Otra de chismes con sus hermanas, tal vez te ayuden de aquí a la una. Y ve pensando en algo bueno para el desayuno o en un buen restaurante. Eso mantendrá la calma hasta el mediodía. ¿Qué?, ¿te da asco la comida? ¡Pues te aguantas! ¿Mañana ya es lunes? Ah, bueno, menos mal, eso te va a ayudar. Ni ella ni yo te daremos la lata. La rutina del trabajo y de la casa siempre nos mantiene distraídos. Tienes suerte.
Acuérdate de que este viernes es el cumpleaños de tu primo. Ahora sí, ya en serio: haz un esfuerzo, si no te piden tu opinión: quédate calladito. Deja de estar hablando de política. Sí, ya sé que estás furioso, pero no eches a perder la reunión. No los vas a convencer, ni ellos a ti. Por más que lo intentes, no podrás esconderte de mí, así que mejor ya compórtate como una persona responsable. No lo olvides: soy tu juez más severo. Si hoy buscas cariño, un abrazo, una palmada en la espalda: no los encontrarás conmigo.
Tocan el timbre. Salvado por la campana. ¿No te acordabas de que hoy quedaron de venir a desayunar los hijos? ¡Que maravilla! Ella estará feliz y yo: inconsciente.
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