miércoles, marzo 19, 2025

Entusiasmo – Jorge Cupido

Se define el entusiasmo como un estado emocional caracterizado por un intenso interés, pasión, energía y emoción hacia algo en particular. Cuando una persona está entusiasmada, tiende a sentirse motivada, comprometida y llena de energía para realizar una actividad, perseguir una meta o enfrentar un desafío. 

El opuesto al entusiasmo es la apatía, la indiferencia, la flojera o la desidia. Una persona así se caracteriza por la falta de interés, motivación o pasión y, obviamente, no da resultados. 

La falta de entusiasmo solo produce rutinas, aburrimiento y mediocridad. Nunca producirá prosperidad ni logros. Por eso, como familia, sociedad y Cuerpo de Cristo, necesitamos revertir urgentemente esa situación. 

En general, el entusiasmo surge cuando te sientes conectado con algo que te importa y te motiva a actuar de manera positiva hacia ello. 

El entusiasmo tiene muchos beneficios tanto a nivel personal como en diversas áreas de la vida, como en lo físico, lo mental, lo emocional y lo espiritual. En realidad, el entusiasmo es una cualidad poderosa que puede tener un impacto positivo en todos los aspectos de la vida.

Hasta ahora he tratado el asunto del entusiasmo de una manera general y humana. Pero, en su origen, el entusiasmo es una cuestión eminentemente espiritual.

La palabra «entusiasmo» tiene sus raíces en el griego “entheos”, que está compuesto por dos partes: «en» (dentro, con) y «theos» (Dios). Se refería a un estado inspirado, ocupado o influenciado por Dios. Es decir, un entusiasta es uno que está en Dios y Dios está en él. Es uno que responde al llamado y Dios lo inspira, lo motiva, lo impulsa y lo respalda. 

En el libro de Hageo se nos cuenta que el pueblo de Dios se encontraba muy ocupado en sus propios asuntos y se había olvidado de los asuntos de Dios y el Señor se indigna. Les recuerda, sin ninguna diplomacia, que la estaban pasando mal porque toda bendición viene de Él y solo para aquellos que se ocupan de las cosas de Dios.

Este es un llamado para todos los creyentes de todos los tiempos, es la orden clara del Señor de ocuparnos de lo realmente importante: lo divino, lo eterno.

Este llamado cae en dos tipos de oídos: los abiertos y los sordos. Cuando cae en oídos abiertos sucede un milagro: Dios despierta el entusiasmo. Cuando oyes el llamado de Dios y estás dispuesto a ello, no necesitas ninguna otra motivación para hacer la obra porque Dios despertará tu entusiasmo en tu espíritu y en tu alma. Ya no te importarán las recompensas porque estarás solamente deseoso de complacer a tu Rey y hacer la obra que te mandó.

Sin embargo, Dios les da 4 promesas a los que oyeron y respondieron con entusiasmo. Pon atención, porque estas promesas siguen vigentes:

  1. Les promete estar con ellos. 
  2. Les promete éxito ministerial y bendiciones espirituales.
  3. Les promete prosperidad. 
  4. Les promete reconocerlos cuando Jesús venga por segunda vez y destruya a sus enemigos, así como darles la vida y las recompensas eternas. 

Así que si tu abres tu oído y pones manos a la obra del Señor, todo esto te sucederá. Té super conviene.

Todo esto es maravilloso, no solo puedo trabajar entusiastamente para el Señor por todo lo que ha hecho por mí, sino que aún me pone recompensas extras. Ninguna obra se compara a esto y ningún patrón se compara a este, ni remotamente.

Muchos años después, cuando Jesús caminó por esta tierra, un día se encontró a un extraño hombre: “Mientras Jesús bajaba de la barca, un hombre que estaba poseído por demonios salió a su encuentro. Por mucho tiempo, había estado desnudo y sin hogar, y vivía en un cementerio, en las afueras de la ciudad.” (Lucas 8:27)

Esta es la situación espiritual en que nos encontrábamos todos antes de Cristo, atormentados, desnudos por el pecado, sin hogar celestial y viviendo entre los muertos espirituales.

Pero cuando Jesús lo ve, lo libera y el hombre lo reconoce como su Salvador y se sienta a sus pies a escucharlo. Este hombre quería acompañar a Jesús en su recorrido, pero el Señor tenía un llamado específico para él: lo manda a su ciudad a anunciar lo que Dios había hecho por él.

El hombre tenía apenas unas horas de conocer a Jesús y no era ningún experto en teología, pero abrió sus oídos al llamado y el Espíritu de Dios lo llenó de entusiasmo para ir a predicar acerca de Jesús.

No sabemos el nombre de este hombre, pero lo que sí sabemos es que su situación cambió radicalmente y que recibió las promesas de Dios, porque Dios no miente.

Esto es lo que sucede cuando tienes un verdadero encuentro con Jesús. En theos.

Cuando estamos conectados con Dios, su Espíritu nos llena y nos da la energía y el entusiasmo que necesitamos para vivir nuestras vidas al máximo y ser productivos para nosotros y para el Reino.

Pastor Jorge Cupido

@jorgecupidoqro

jorgecupido@hotmail.com

EL SELLO

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Domingos, 11.30 am

San José 498, Col. Carrillo Puerto, a 100 m. de Av. 5 de Febrero

Querétaro, Qro.

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