Mónica Olea, nacida en Hermosillo, Sonora, y queretana desde hace 9 años es un ser humano que busca conocerse, crecer y madurar, quien se considera una mujer inquieta, curiosa, interesada en muchos temas, activa, entusiasta y con ganas de conocer personas y relacionarse con su comunidad, una escritora, pintora y psicoanalista que aun no tiene los grandes diplomas o reconocimientos, pero sí una actitud reflexiva y sensible, quien vive con las paradojas que la hacen humana, básicamente una persona normal, en sus palabras.
Análisis para el cambio
Mónica no se volvió psicoanalista tempranamente, sino que hubo un momento en el que pasaba por tiempos difíciles, y a la hora de buscar ayuda profesional se dirigió hacia un profesional en el área, comenzando el largo camino del análisis personal. Posteriormente se convirtió en un tema al que deseaba dedicarse.
“Por supuesto que la formación es básica, pero lo es más el haber pasado por proceso de análisis personal, que permita una escucha del paciente, sin involucrar al propio yo del analista en el proceso”
Durante 8 a 9 años se dedicó a este campo, primero en Aguascalientes y después en CDMX en el Centro de Estudios Psicoanalíticos Mexicano A. C., y aun le queda mucho por estudiar, porque es un campo que le exige actualizarse constantemente. Pero lo que más ha interiorizado es que para un profesional lo más importante es saber que es un instrumento, nada más un compañero temporal del paciente para ayudarle en su proceso, cuya principal cualidad debe ser saber escuchar y contar con una ética de trabajo muy firme.
Escribiendo y pintando
Mónica Olea tiene una larga historia con la escritura, desde niña escribía poemas y pequeños textos para expresar lo que ocurría en su interior, pues eran sus intentos para conocerse y comprenderse. Y a los 35 años empezó a pintar, tomando clases con diferentes maestros y, no conforme con eso, también empezó a aprender fotografía, sin incursionar nunca en el ámbito profesional.
Pero son actividades que le han ayudado a crear imágenes interesantes y sugerentes, que inviten a pensar, que tengan un significado para ella, plasmando momentos que son simbólicos en su historia, sus intereses, inquietudes, pensamientos y reflexiones.
“En lo personal, me expreso a mí en mis fotografías, textos y pinturas, como lo hace cualquier persona creativa, que en sus obras se narra a sí misma y su historia”
Entre palabras e imágenes
Mónica Olea parece tener un espíritu creativo singular, aunque no es muy conocida o ha sido reconocida como artista, el arte la mueve, ama la pintura, la fotografía y las letras porque son su manera de expresarse.
De hecho, en su haber sí cuenta con un libro de textos llamado Entre brumas y haces de luz, una colección de relatos de vivencias y poesías, que llevan entre sus páginas fotografías y pinturas que ha realizado, edición que hizo con su maestra y amiga Araceli Ardón y su hija Ana Paula Zárate. Asimismo tiene otro libro que aún no ha publicado, Las almas que me habitan, donde escribe los recuerdos que tiene de las personas más importantes de su infancia.
“Creo que es inevitable para cualquier artista, el preguntarse qué efecto puede causar en el público que se acerca a su obra, sobre todo, cuando es una obra que es el resultado de momentos importantes en la vida del autor”
Y a ella le encantaría que, al mirar un cuadro suyo o leer uno de sus textos, el lector pueda llegar al sentimiento que ella experimentaba al momento de ejecutar su obra, lograr esa feliz coincidencia en donde autor y espectador conectan en una experiencia humana en común.
“Hay ocasiones en que hasta temo lo que el público pueda interpretar de algo que pinto, fotografío o escribo, porque puede ocurrir que lo que yo intento expresar no sea comprendido”
Pero es el riesgo al que se enfrenta el artista, debiendo aprender a siempre estar alerta, entender que la comprensión profunda es un proceso difícil que no siempre se logra y que las opiniones buenas y malas son inevitables, y hay que prepararse para asimilarlas como tal.
Sin embargo, aun con la experiencia que ha logrado con su libro publicado y la venta que ha tenido de algunos de sus cuadros, hoy en día Mónica Olea prefiere no hacerse visible a gran escala, sino dedicarse a la expresión de sí misma, y planea esperar hasta tener las motivaciones correctas para hacerse más pública.
“Y bueno, debo ser honesta, no es que tenga tantas obras. Lo que sí sé es que las que hago, hablan de mí inevitablemente, y de lo que me parece importante, inevitablemente”