El Magistrado de Justicia y Doctor en Derecho, Braulio Guerra Urbiola, es un profesionista que asume cabalmente sus responsabilidades, que hace lo que le corresponde y quien ama su trabajo; y aun con todo ello, es la personificación de que el puesto de trabajo no limita a una persona ni en gustos ni en actividades.
El Mgdo. Braulio, aunque se defina como una persona promedio, es una persona extraordinaria. El lado de su vida que no se dedica al trabajo, se apasiona por la curiosidad, las interrogantes de la vida y las respuestas que le pueda dar; siempre está buscando un espacio para aprender, explorar y compenetrarse en diferentes actividades.
De hecho, uno de sus pasatiempos es la astronomía, por esa curiosidad de hacer preguntas y buscar respuestas sobre el entendimiento del entorno y el universo. Otra de sus pasiones es la música, el tocar la guitarra, que forma parte de su vida desde que era un niño, incluso formó una banda en secundaria y todavía se junta ocasionalmente con algunos amigos para tocar. Igualmente, practica natación, ciclismo y le encanta correr. “Todo lo que castigue al cuerpo y alimente al espíritu, eso me gusta”.
De forma personal, comparte que uno de sus mayores logros es justo haber conseguido estabilidad, y equilibrio en sus actividades diarias. A sus 48 años ha podido combinar su trabajo y sus pasatiempos, que le permiten disfrutar de la ciencia, el arte y el deporte, y poder encajar todo perfectamente y dándole su tiempo apropiado a cada uno. Incluso, en cada uno de sus tiempos ha procurado emprender alguna meta, como sacar un Ultraman o estudiar de manera formal astronomía.
Por otro lado, comenta que, en el aspecto profesional, como licenciado en derecho, su doctorado le dejó gran satisfacción, pero su mayor orgullo lo obtuvo en el Congreso Federal. Desde que era estudiante, le enamoraba la idea de ser Parlamentario y formar parte en la creación y discusión de las leyes, para resolver algún tema social; y logró cumplirlo, redactó algunas reformas que se encuentran actualmente en la Constitución.
En la sangre
El Mgdo. Braulio viene de una amplia tradición de abogados, empezando con su abuelo, siguiendo con su padre y tíos y continuando con su generación, pues él y varios primos siguieron los mismos pasos. Es una tradición que, curiosamente, parecía ir en contra de su abuelo, quien incluso corrió a su hijo (el padre del Magistrado) por expresar su deseo de ser abogado; aun en contra de sus deseos, daría inicio a una gran familia que se dedicaría al derecho.
Incluso cuando la primera elección de carrera del Mgdo. Braulio no fue el Derecho, sino la música, parece que la sangre lo arrastró. Su padre le ofreció estudiar primero derecho, y ya si no le gustaba, se comprometía a apoyarlo en su carrera musical. Y, como puede adivinarse, se enamoró de la carrera y ya no hubo vuelta atrás.
Llegando al TSJ
Para que el Dr. Braulio tuviera la oportunidad de integrarse al Tribunal Superior de Justicia, coincidieron algunos factores para mostrar él tenía las aptitudes para integrarse al Magisterio, pues había sido partícipe de la Reforma Penal cuando estaba en el Congreso y tenía gran experiencia jurídica y se abrió el espacio del magistrado Alfonso Jiménez Campos, en ese momento se alzaron voces para invitarlo. Aunque sería un giro de 180°, porque pasaría de redactar leyes a ponerlas en práctica, no dudó en aceptar; hoy en día se siente agradecido con las personas que lo propusieron y la gran oportunidad por los nuevos aprendizajes, no sólo en el ámbito judicial, sino también en lo social y la psicológico.
“Me gusta mucho el Tribunal desde la perspectiva de una discusión seria. Me gusta que el aprendizaje siempre es técnico, la discusión, el motivo, la razón siempre es técnica y eso nutre mucho tu acervo como abogado, como jurista. Entonces he aprendido a ser una esponja que capte todo eso”.
¿Qué hace un Magistrado y cómo debe ser?
Entre las distintitas salas que existen en TSJ, los trece Magistrados son la instancia de última decisión, son quienes reciben, revisan y dan respuesta a las apelaciones que se presentan por la primera resolución; es decir, cuando un juez ya dictó sentencia y la resolvió, ellos examinan esa sentencia. Los abogado o partes del juicio tienen el derecho a apelar para que los magistrados revisen juicio y lo compenetren con lo que dictó el juez. El Mgdo. Braulio explica que eso da garantía a los justiciables de tener una doble revisión en la resolución de un fallo.
Los magistrados, al estudiar los casos, tienen varias posibilidades: confirmar la absolución del juez, revocar la sentencia o modificarla; esto se hace por medio de un tribunal de alzada, que da un cause definitivo a las decisiones tomadas en primera instancia.
Es por esto que el Dr. Braulio ilustra que un Magistrado debe tener una ética muy alta, una conducta que derive en honestidad, probidad, conocimiento y profesionalismo en lo que hace, además de un gran sentido por la justicia para dar un servicio de calidad y que corresponda a su posición. En otro aspecto, también considera que son muy importantes la sensibilidad, la compenetración y mucho sentido social para resolver asuntos delicados. Todo para dar una buena, objetiva e informada resolución a las víctimas ofendidas, quienes buscan que se les haga justicia.
Concentrado en su deber
Hasta la fecha, el único objetivo del Mgdo. Braulio es cumplir con sus deberes con el Tribunal Superior de Justicia hasta que llegue el momento de dejar el cargo. Como Magistrado, sólo puede sostener el nombramiento por doce años, siendo el 15 de noviembre cuando cumplirá su primer aniversario, aún le queda un largo por delante. Pero continúa firme y con la misma convicción con la que entró, el poner todo su esfuerzo, experiencia, y todo su aporte en sus labores, sin distraerse con el futuro ni hacer especulaciones laborales. Hoy por hoy, está muy contento y satisfecho con el trabajo que se hace.