La Biblia dice que Dios es amor. No dice que tenga amor, sino que todo Él es amor. Dios es la definición misma de amor. No existe el amor sin Dios.
En el Nuevo Testamento, la palabra que se traduce como «amor» es la palabra griega «ágape». El amor ágape siempre busca el máximo bien de los demás, sin importar qué hagan. El amor ágape decide amar. Es un acto de la voluntad y no de las emociones. Es un amor que da de sí mismo libremente, no pidiendo nada a cambio. Este es el tipo de amor que Dios tiene para nosotros.
Generalmente nosotros entendemos el amor como un gran afecto emocional que le tenemos a otra persona que nos atrae o nos agrada y de la cual esperamos algo, pero Dios describe el amor de otra manera:
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no es envidioso ni jactancioso ni orgulloso. No se comporta con rudeza, no es egoísta, no se enoja fácilmente, no guarda rencor. El amor no se deleita en la maldad, sino que se regocija con la verdad. Todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta. El amor jamás se extingue. (1a Corintios 13:4-8)
El amor no son las frases baratas que el mundo inventa ni los equivocados conceptos que el mundo promueve. El amor de Dios es un amor sobrenatural, perfecto, maravilloso y extraordinario.
El amor se expresa en palabras, pero se demuestra con acciones. La máxima manifestación del amor de Dios es que se dio a sí mismo por nosotros:
Porque tanto amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. (Juan 3:16)
En su gran amor, Dios sacrificó a su hijo único para que nosotros, los que ponemos nuestra fe en su hijo, no pasemos la eternidad separados de Él y en sufrimiento eterno. Este es un amor asombroso. Jesús dijo: Nadie tiene amor más grande que el dar la vida por sus amigos. (Juan 15:13)
El verdadero amor, el amor de Dios, no tiene límite, está dispuesto a cualquier cosa, a cualquier sacrificio, a dar la vida por otros. Dios nos creó porque nos ama. La razón por la que estamos vivos es porque Dios nos ha creado como un objeto de su amor. Nos hizo para podernos amar y para que nosotros lo pudiéramos amar a Él.
El amor de Dios por nosotros es tan grande, que sobrepasa toda comprensión humana (Efesios 3:17-19). Sin embargo, si podemos comprender que Dios nos ha amado desde antes de que existiéramos, nos ama ahora y nos amará en el futuro, sin importar quienes seamos o como seamos, sin importar nuestro pasado y sin importar lo que hagamos.
Podemos confiar en su amor por quién es Él, Dios mismo que no miente y no cambia. Podemos acercarnos a Él en todo tiempo porque su trono es un trono de misericordia y amor sin medida. Podemos vivir todos los días de nuestra vida sabiendo que Dios nos ama, y que lo hace como nadie más lo hará.
Pastor Jorge Cupido
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