Damas y caballeros

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Carlos Arvizu García

Amante de su ciudad, Santiago de Querétaro, donde nació el 7 de mayo de 1947, Carlos Arvizu fue uno de sus hijos predilectos. Trabajó con pasión en pro de la preservación de inmuebles y monumentos de gran valor patrimonial, el estudio de la historia regional, la búsqueda de datos en fuentes primarias, la escritura de sus hallazgos y la compilación de mapas y croquis que muestran a esta región a lo largo de los siglos. 

Generoso y amable, compartió los tesoros que encontró en archivos históricos con sus lectores y alumnos.

Carlos fue el octavo de los dieciséis hijos del matrimonio formado por Arnulfo Arvizu y Rosario García. Don Arnulfo, quien fue el primer contador público titulado en el estado, tenía la ilusión de que este hijo suyo estudiara Contaduría, pero el joven Carlos tuvo desde siempre la vocación bien marcada: sería arquitecto y se dedicaría al estudio de la historia de su ciudad. Con el apoyo de su madre, estudió la carrera de Arquitectura en el Tecnológico de Monterrey, en el campus de aquella ciudad norteña. 

Con una beca de Conacyt y el respaldo del Tec, obtuvo la maestría y el doctorado en urbanismo en la Universidad de París IV, La Sorbona. Su tesis doctoral se titula Dévéloppement urbain de la ville de Queretaro, Mexique, 1531-1940. 

Era un hombre culto, de conversación interesante, llena de anécdotas y dichos. La vida me ofreció varias oportunidades de trabajar a su lado, aprendiendo de sus muchos saberes. Conocía a fondo no solamente las calles, plazas, barrios y conventos: también sabía historias de vida. Podía recitar los nombres de miembros de las familias tradicionales, sabía cuáles eran los negocios de cierta calle a lo largo de un siglo, con los datos de sus dueños. 

Fue presidente del Colegio de Arquitectos de Querétaro en 1978. 

Con un diseño que privilegiaba los arcos, símbolo del Querétaro virreinal, fue responsable de la construcción de los primeros edificios del Campus Querétaro del Tec de Monterrey, a mediados de la década de 1970; contribuyó de manera entusiasta a la creación de la carrera de Arquitectura en 1981, como su director y profesor, hasta su muerte.

En la década de 1990, incursionó en la política, motivado por su deseo de participar en la legislación sobre el cuidado del patrimonio. Fue diputado de la Legislatura LV en 1991. Desde esa posición, impulsó el Código Urbano de la ciudad. En 1995, fue el primer titular de la Delegación del Centro Histórico del Municipio de Querétaro, lo que le permitió coordinar el expediente técnico que hizo posible la inscripción de la zona de monumentos del Centro Histórico en la lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad por UNESCO, en diciembre de 1996. Con los doctores Jaime Font y Ramón Abonce, escribió ensayos y dictó conferencias que fortalecieron estos postulados.

Como legado, dejó los libros: Capitulaciones de Querétaro, 1655; Breve historia de Querétaro, publicado en 1986; la edición conmemorativa del 25 aniversario del Tecnológico de Monterrey Campus Querétaro, 1975-2000; Urbanismo novohispano en el siglo XVI; contribuyó a los libros Museo Regional de Querétaro: 50 voces; Evolución urbana de Querétaro 1531-2005; y la publicación dedicada a Querétaro, editada por Artes de México.

Confrontó la historia de su ciudad con la de otros centros urbanos del mundo; se ocupó de recorrer los barrios calle por calle, y definió tres zonas para Querétaro: “La central, donde se localizaba el centro político y religioso: la plaza mayor, la iglesia, el hospital, las casas reales o de cabildo; el centro económico: el mercado y los comercios. La zona intermedia, donde se ubicaban los templos y conventos con sus pequeñas plazas y espacios abiertos. La zona periférica, donde se encontraban los barrios, los molinos, tenerías, hornos, y donde inician las zonas rurales”.

En el ensayo “El Centro Histórico de Querétaro, un proyecto urbano generado con los siglos”, publicado en los Cuadernos de Arquitectura y Nuevo Urbanismo, del Campus Querétaro del Tecnológico de Monterrey, dice: “La traza urbana de la ciudad es, en efecto, una de las manifestaciones más palmarias del mestizaje habido en Querétaro. Fundado inicialmente como pueblo de indios, se transformó en pueblo de españoles, como consecuencia de la apertura del Camino Real que unía la zona minera del norte con la capital del virreinato”. 

El Municipio de Querétaro, por su aportación al estudio de la Historia, le otorgó la presea Fray Isidro Félix de Espinoza. En 1985, obtuvo el primer lugar en el concurso de investigación convocado por la Federación de Colegios y Asociaciones de Profesionistas del Estado de Querétaro, y en 1988 el tercer lugar en el premio Rómulo Garza por publicación de libros otorgado por el Sistema Tecnológico de Monterrey.

Murió el 20 de febrero de 2011, un día frío, de atmósfera gris. Recuerdo la tristeza que nos embargó a los amigos durante el velatorio celebrado en la biblioteca de la casa donde vivió los últimos años. Es un inmueble que él construyó para su madre; para el diseño y distribución de los espacios había considerado las costumbres y deseos de doña Rosario, acordando con ella cada detalle.Conforme a sus deseos, su nutrida biblioteca, conformada por valiosos ejemplares sobre arquitectura y urbanismo, fue 

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