La Biblia dice: Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios. (Mat 5:8)
Bienaventurado es una expresión que quiere decir dichoso, afortunado y bendecido. Así comienza este pasaje.
El término “corazón” se usa en la Biblia, principalmente, como el centro de la vida emocional, espiritual y mental; el concepto de lo más íntimo del ser, o el ser interior.
El corazón es, entonces, todo lo que usted es internamente y que se manifiesta externamente en su hablar, sus actitudes y sus acciones. Si la fuente es pura, lo que fluye de ella será puro también. Como es el corazón del hombre, así es él, así es su vida, asi son sus consecuencias y asi es su destino.
En los días de Noe, Dios dijo que el corazón de los hombres era de continuo hacia el mal y que así será en los últimos tiempos, los cuales ya estamos viviendo. Jesús dijo que del corazón del hombre proceden todos los malos pensamientos, todas las formas malas de hablar y toda forma de maldad, incluidas las malas actitudes, los odios y la ira. Esa es la condición natural del corazón humano.
Un corazón limpio es el que no tiene mezclas contaminantes egoístas, idolátricas, o perversas. Es un corazón puro que no anda con rencores, que no busca las cosas de este mundo, que tiene motivaciones puras y que está lleno de amor a Dios y a su obra. El corazón limpio se evidencia externamente en su decir y en su hacer.
Entonces, el corazón humano necesita un tratamiento de limpieza, un proceso que solo Dios puede lograr. Comienza cuando recibimos a Jesús como Salvador. Solamente con Cristo hay la posibilidad de un corazón limpio. El proceso continua en la medida en que la persona lo conoce y se somete a Él y a Su Palabra.
Para los de corazón limpio hay una gran promesa y bendición: ellos verán a Dios.
Una de las cosas más impresionantes de la Biblia es que dice que nadie ha visto a Dios, pero dice más, dice que nadie puede ver a Dios y vivir. La razón es que la gloria y el resplandor de Dios es mucho más poderoso que la luz de todas las estrellas del universo juntas. Es como si te enfrentaras de frente a millones de rayos laser, no quedaría ni polvo de ti.
En su condición natural, el hombre sería vaporizado por este esplendor. Esto nos da una idea de la perfección, santidad, grandeza y poder de Dios.
La bienaventuranza se refiere al acceso al espectacular e inaccesible trono de gloria eterna, después de la muerte física. Que honor y que maravilla será poder estar y contemplar al Señor en este prodigioso y soberbio lugar.
Es verlo por la eternidad en toda su gloria y con todas sus bendiciones. Podemos decir simplemente que es un lugar perfecto, en todos los sentidos, donde los de limpio corazón estarán siempre delante de Su presencia que es la fuente de toda gloria, todo gozo, toda paz y toda satisfacción.
¿A quien se le antoja?
Pastor Jorge Cupido
@jorgecupidoqro
EL SELLO
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