viernes, marzo 29, 2024

Buscando la incomodidad – Sandra Fernández

Cuántas veces en nuestra constante búsqueda de comodidad, sufrimos y dejamos de disfrutar el momento presente, así, tal cual es. 

Y, por supuesto, que no es malo buscar la forma de estar bien, lo mejor, siempre: no pasar frío, ni hambre; estar bien en lo básico y en lo no tanto. Es aspiracional… Pero, ¿qué hay de aquello que nos incomoda?  Cuando algo no nos va, no nos gusta y tenemos que aprender a lidiar con eso.

Pienso que ese aprendizaje es básico para mantener un estado mental más en paz, y con esto me refiero a que, si lo vemos como lo que es, un aprendizaje, y lo asimilamos de manera consciente, nos resultará mas llevadero; incluso puede moldear nuestro carácter y fortalecernos de una forma que no imaginamos.

Si nuestro bienestar depende de que todo esté a nuestro gusto en cualquier momento, cualquier situación que no lo esté nos causará un sufrimiento. Un sufrimiento innecesario, por cierto.  Y si se trata de construirnos de una manera más sana, ésta es una forma ideal.

Cuántas veces ciertos eventos, incluso minúsculos, nos generan una gran molestia. Por ejemplo, ese sonido que hacen las personas al comer, o mascar chicles, o el rechinido de una puerta al abrirse, o caminar bajo los incandescentes rayos del sol. O hasta ciertos timbres de voz, o el ladrido de un perro. 

En forma personal, me llega a molestar hasta el extremo el rechinido que causan las patas de una silla al arrastrase en el piso, considerando que soy muy sensible a los sonidos. Cualquier ruido me provoca alteración. Por lo tanto, esos sonidos como el claxon de los autos o hasta los ladridos de los perros llegan a exasperarme. Lo cual resulta ilógico que mi paz mental se altere.

Por esa razón, considero que si enfrentamos ese tipo de incomodidades de una forma consiente, sin que nos roben nuestra tranquilidad, podremos experimentar una liberación y sobre todo una paz, porque no es que no nos dejen de desagradar, sino que significa que podemos vivir con ellos.

Aprendemos a lidiar con las incomodidades pequeñas que nos fortalecerán para lidiar con las más grandes e inevitables que, sin duda, en algún momento viviremos porque son parte de la vida e inevitables.

El peligro de buscar siempre la comodidad y que de ello dependa nuestro bienestar absoluto puede ser grave y, peor aún, si es algo que no podemos controlar puede que altere nuestro estado de ánimo. 

La frase de que: “Deja que tus hijos pasen un poco de frío”” es muy asertiva; y adquiere gran relevancia al percatarnos de que la vida ofrece grandes retos, obstáculos y gran cantidad de situaciones que nos causan molestia o desagrado, y qué mejor que estar preparados para que cuando lleguen para que no nos desmoronen. 

Buscar la comodidad es bueno, pero no solo por necesidad, sino por el deseo de tener una vida mejor. Y si, no la tenemos tal y como la imaginamos, qué mejor que no sufrirla.

Porque… quizá el camino de la comodidad pueda restarnos felicidad.

Por: Sandra Fernández

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