SANTIAGO/Xinhua
América Latina y el Caribe mantendrán este año y el próximo bajos niveles de crecimiento por un panorama económico mundial negativo y regional muy complicado, consideró la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
La CEPAL presentó en sus oficinas de Santiago de Chile su informe anual «Estudio Económico de América Latina y el Caribe 2023.
El financiamiento de una transición sostenible: inversión para crecer y enfrentar el cambio climático», que estima que el Producto Interno Bruto (PIB) de la región crezca 1,7 por ciento este año y 1,5 por ciento en 2024.
«El bajo crecimiento de América Latina y el Caribe se puede ver agravado por los efectos negativos de una agudización de los choques climáticos, si no se realizan las inversiones en adaptación y mitigación al cambio climático que requieren los países», señaló en la presentación el secretario ejecutivo de la CEPAL, José Manuel Salazar-Xirinachs.
Dijo que uno de los grandes retos en la actualidad es la adaptación al cambio climático que perjudica el crecimiento, junto con el impulso a las medidas necesarias para alcanzar estabilidad macroeconómica, fomentar las inversiones y aumentar la productividad para hacer más resilientes a las economías latinoamericanas.
«Se requiere aumentar considerablemente el financiamiento concesional que permita sostener las trayectorias de la inversión en el tiempo.
Estos esfuerzos deben acompañarse de políticas macroeconómicas internas que favorezcan la movilización de recursos», dijo Salazar-Xirinachs. Al respecto, el informe indicó que «el volumen de inversión adicional requerido es excepcionalmente grande, entre 5,3 y 10,9 por ciento del PIB por año.
Esto representaría un aumento significativo en comparación con los niveles actuales de inversión». Estas inversiones deben apuntar a dinamizar el crecimiento con mayor productividad e infraestructura, así como canalizar de manera eficiente los capitales públicos y privados en sectores estratégicos como las energías, electromovilidad, bioeconomía, gestión del agua, seguridad alimentaria y turismo sostenible, entre otra decena de áreas productivas clave.
Sin embargo, pese a la reducción de la inflación, persisten entre los países latinoamericanos «tensiones» en materia de política fiscal, a raíz de los altos costos de financiamiento y las restricciones al espacio fiscal por menores ingresos tributarios.
Todo, en un momento de crecientes demandas sociales y de inversiones para llevar a tiempo los cambios estructurales necesarios. Según el estudio del órgano de las Naciones Unidas, para 2050 el PIB de un grupo de seis países de la región podría ser entre 9 y 12 por ciento menor que el correspondiente a un escenario de crecimiento tendencial, si no se hacen las inversiones para compensar los choques climáticos.
Para hacer frente a esta situación, el informe advirtió la importancia de los esfuerzos para aumentar la recaudación tributaria y acceder a nuevos mecanismos de financiamiento y alivio de la deuda. También mencionó el manejo de riesgos financieros y cambiarios, y la movilización de recursos por medio de bancos de desarrollo multilaterales, regionales y nacionales.
A nivel de subregiones, la entidad proyectó que América del Sur crecerá un 1,2 por ciento este año, igual que en 2024, mientras que el grupo conformado por Centroamérica y México avanzará un 3 por ciento en 2023 y un 2,1 por ciento el año siguiente.
En tanto, el Caribe (sin Guyana) se expandirá un 4,2 por ciento para finales de este año y un 2,8 en 2024. Por su parte, se prevé un contexto internacional poco favorable, con un crecimiento del PIB y el comercio mundiales muy por debajo de los promedios históricos, con una desaceleración del crecimiento del empleo digno y una alta informalidad.
