viernes, marzo 29, 2024

Aprendiendo a respetar turnos – Denisse Aubert García

Uno de los desafíos a los que nos enfrentamos cuando somos padres es a darle su tiempo, su espacio y mucho amor a cada uno de nuestros hijos, ya que de pronto se vuelve complicado cuando más de un hijo demanda al mismo tiempo una y otra cosa.

Es por eso que una solución a esto es RESPETAR TURNOS en la organización de las actividades del día a día, y al educar a nuestros pequeños; cada uno de nuestros hijos debe sentir su lugar, y su momento al jugar, hablar, o realizar cualquier acción dentro de la rutina familiar. 

Así al desenvolverse en la sociedad, seguramente tendrá el hábito de esperar turnos con las demás personas que le rodean.  

Al asignar los turnos es muy importante hacerlo de la manera más justa posible, para que nuestros pequeños no se sientan ni más ni menos importantes que otros y así evitar crear una competencia o rivalidad entre ellos.  

En el desarrollo social es indispensable saber esperar nuestro turno al hablar para no  interrumpir a la persona con la que platicamos, o esperar para pasar una calle cuando vamos manejando un automóvil, o esperar nuestro turno haciendo fila en una caja del supermercado, o en un banco, o en cualquier parte.  

Como padres tenemos la responsabilidad de fomentar el respeto entre nuestros hijos, dando  a cada uno su tiempo y su espacio determinados; ésta es una gran manera de favorecer valores como el respeto, la tolerancia, la responsabilidad, la solidaridad entre otros y desarrollar hábitos de paciencia y tolerancia.  

Respetar los turnos de las demás personas con las que pasamos la mayor parte del tiempo como lo es la familia o con los que convivimos en algún momento, nos hace seguir un orden en nuestra vida, y cuando nos basamos en un orden para hacer las cosas cotidianas, nos facilitaremos cualquier  meta  que nos propongamos.  

Al actuar es importante pensar si nos gustaría que nos hicieran lo que nosotros de pronto hacemos hacia los demás.

La empatía es ponernos en el lugar del otro y nos permite analizar si me gustaría que me lo hicieran a mí o no, y por lo tanto si voy a actuar adecuada o inadecuadamente.  

Aprendemos a esperar turnos desde pequeños, pero es importante seguirlo haciendo durante toda la vida, y sobre todo al educar a nuestros hijos, seamos congruentes entre lo que les decimos y enseñamos, con lo que hacemos.

Siempre hay que recordar que la mejor manera de educar es con nuestras propias acciones poniendo el mejor ejemplo.  

Aprendemos a esperar turnos desde pequeños, pero es importante seguirlo haciendo durante toda la vida.

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