Nuestra vida está llena de personas que entran y salen en diferentes situaciones, temporadas, eventos, caminos, etc. Podemos decir que tenemos muchos conocidos, cuates, brothers, con los que vamos sembrando experiencias diferentes y creando vivencias y recuerdos diversos, pero los que siempre formarán un lazo especial con nuestra alma son los verdaderos amigos, esos que se nunca abandonan el corazón y comparten las mejores historias de vida con nosotros.
En la Palabra de Dios, tenemos un ejemplo de una amistad ejemplar, 2 compañeros de vida y de lucha: David y Jonatan. 1 Samuel 18:1b, 4, dice: “Jonatán, por su parte, entabló con David una amistad entrañable y llegó a quererlo como a sí mismo… Jonatán se quitó el manto que llevaba puesto y se lo dio a David; también le dio su túnica, y aun su espada, su arco y su cinturón.” Ellos aprendieron a compartir las alegrías y las dificultades, los éxitos y la persecución. Este sentir les unió en solidaridad, compañerismo, protección y apoyo mutuos, e incluso, trascendió a sus generaciones; esa clase de amistad que muchos anhelan y solo algunos disfrutan.
¿Alguna vez te has preguntado cuáles son los secretos para tener una amistad de esas entrañables? La Biblia nos menciona algunos puntos muy importantes para saber ser amigo y de esta forma cultivar buenas y profundas amistades.
En el libro de Proverbios (18:24), que instruye en muchas áreas de la vida, uno de los consejos que da es, que quien quiera ser amigo, se muestre amigo y sea mas leal que un hermano. En situaciones adversas ser compañero y soporte, y en los momentos felices disfrutar y alegrarse tanto como el amigo; evitar las envidias, los juicios, las críticas destructivas, hablar con verdad y calidez, sobrellevando las penas juntos y gozándose en las alegrías. Los buenos amigos se edifican el uno al otro, crecen juntos y brincan obstáculos juntos; se aportan cosas positivas, buscan siempre el bien del otro, jamás dejan crecer la molestia y menos el enojo o rencor entre ellos.
Otro buen consejo se encuentra en el libro de Eclesiastés 4:9 “Es mejor ser dos que uno, porque ambos pueden ayudarse mutuamente a lograr el éxito.” Cuando un buen amigo te echa la mano en los retos que enfrentas y te impulsa con su entusiasmo y solidaridad, es muy probable que triunfes en lo que te propongas; los buenos consejos, el apoyo, una influencia positiva, todo esto acompañado de buen humor y risas, son una combinación perfecta para acertar y lograr las metas.
Y la mayor y mejor muestra de amistad, la que no solo te va a hacer sentir pleno y feliz en esta vida, sino que te da la esperanza de la vida eterna, es la amistad con Cristo. Esa es la mas perfecta y anhelada relación, la que debemos procurar y cultivar a diario. Dice el Evangelio de Juan “No hay un amor más grande que el dar la vida por los amigos.”, Jesús mismo nos hace sus amigos y nos declara que su amor es tan grande por nosotros, que aún entrega su propia vida por cada uno de nosotros, sus amigos, sus amados. Su vida fue el pago por nuestras faltas y el pase directo a una eternidad en presencia de Dios, en el cielo, viviendo una amistad perfecta con Jesús, compartiendo también con quienes decidieron reconocer y aceptar este bello y sin igual sacrificio de amor. Esta amistad te edifica, te alienta, te ayuda a crecer, ser mejor y alcanzar un propósito eterno.
Por ello, hoy te invito a que hagas a Jesús tu mejor amigo, que camine cada momento a tu lado y te acompañe en los tiempos de prueba, fortaleciéndote, animándote, sosteniéndote; un entrañable amigo con quien celebres los triunfos, alegrías y victorias en el mayor gozo y unidad. Tu mejor amigo siempre será Jesús.
Conny Godínez
EL SELLO
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