El ser humano desde que tuvo conciencia de su existencia, sintió la necesidad de plasmar su huella en los lugares por los que transitaba. Dejar testimonio de sus conocimientos, emociones. Buscaba tal vez una forma de compartir lo que él había aprendido, lo que sentía. Tuvieron que pasar muchos años para encontrar la herramienta que necesitaba. Las pinturas llamadas rupestres descubiertas en diversas partes del mundo, son muestra de esa primigenia necesidad.
El humano es un ser gregario, desde la época de los neandertales buscó agregarse a otro u otros, para sobrevivir. Ha vivido en grupos, llamados: hordas, tribus, comunas, pueblos, ciudades. Con las experiencias de lo aprendido fue desarrollando su intelecto. Al paso de los siglos construyó otras formas de comunicarse, naciendo así la escritura.
La comunicación oral es importante para las buenas relaciones familiares, en la escuela, trabajo, o entre amigos. Existe gran riqueza emocional en ella, solo que al paso del tiempo no recordamos exactamente como sucedió lo que ahora se está diciendo, y entonces se cuenta lo que la memoria recuerda. Se puede narrar la misma historia de forma diferente.
La escritura tiene otros atributos a parte de la comunicación como función primordial, refiere a que un texto escrito, tendrá la misma información, que dará la pauta a las acciones que se quieran emprender.
La escritura es importantísima en todo tipo de documentos llámense: oficiales, comerciales, culturales, entre otros.
En los colegios, desde los primeros siclos de educación básica, al profesorado le preocupa que sus alumnos, desarrollen el gusto por la escritura, y no se torne en pereza, optando por rechazarla.
Reconocemos que, gracias a la escritura, hemos tenido la oportunidad de leer las inmortales obras literarias de los grandes escritores, la información científica de los investigadores, e información de cultura general. La escritura tiene una función relevante en lo literario y en lo científico. Es inherente al desarrollo humano.
Aunado a los ejercicios de escritura escolares, para quienes han desarrollado el gusto por la escritura, existen talleres donde la escritura se convierte en una actividad placentera. A través de ellos, se pueden abrir ventanas y vislumbrar la magia que existe si aprendemos a jugar con las palabras. Cuando se descubre el lugar exacto que les corresponde a cada una éstas, en correspondencia, muestran el poder de transformar cosas de la vida cotidiana en: personajes, objetos y paisajes mágicos, abre la puerta de la imaginación, crenado bellas e interesantes narrativas.
El poder de la palabra es grandioso, se construyen diálogos, se despiertan emociones. Tiene la fuerza para perdonar y salvar una vida, o desatar la guerra. Nos lleva a lugares mágicos o nos muestra la realidad en su crudeza.
Cuántas historias se cuentan y se escriben en los talleres de escritura. Los personajes que cobran vida a través de las palabras, se convierten en amigos de los talleristas. Se transforman en fieles integrantes del grupo, y, sobre todo, son cómplices en la excitante aventura de escribir.
Me ha sucedido que, al empezar a escribir la historia elegida, voy desarrollando la idea y, sin embargo, al tercer o cuarto párrafo, me entero que no es lo que en realidad quiero contar, y entonces vuelvo a reiniciar. Imagino que a veces los personajes se disgustan conmigo, por no ser capaz de describir las características de su personalidad. En otras ocasiones, se muestran benévolos, cuando se sienten a gusto con el papel que desempeñan.
Algunos de los personajes, surgidos en las historias creadas en el taller, son muy convincentes, tanto que logran despertar nuestros sentimientos. Hemos llorado, suspirado, reído e imaginado.
Cuando se escribe y se leen las narrativas del grupo, se logra incrementar el registro en los escritos de los integrantes. Toda la magia surgida en ellos, ha sido posible gracias al amor por La escritura de quien dirige el taller y la respuesta del alumnado.
El buen tallerista muestra diversos caminos posibles de andar, entonces los que se aventuran en el enigmático mundo de la escritura, seleccionan el que creé que podrá andar.
En ocasiones nos hacemos amigos de la palabra y llegamos a nuestro destino sin muchos tropiezos. Pero también hay que decirlo porque es parte de la historia, en algunos casos, al no utilizar las herramientas adecuadas perdemos el camino.
Por lo que a mi concierne, cuando lo pierdo, las dificultades crecen, las caídas son dolorosas, y al terminarlo me siento frustrada.
La historia de la escritura creativa sigue gestándose. Son innumerables los caminos para explorar. La aventura de escribir sigue latente, al descubrir los lugares en donde se encuentran las palabras mágicas, que le da sentido a las historias que se pretenden escribir.
Para la búsqueda de la palabra, no hay horario fijo, es libre como las ideas, a veces inicia a medio día, puede ser vespertina, nocturna o bien de madrugada. Lo confieso abiertamente, en ocasiones la palabra se me esconde, me ve pasar y sonríe pícara ante mi ceguera literaria.
La escritura, aunado a su gran propósito de comunicar, tiene otras bondades: desarrolla el intelecto, favorece una mejor comunicación, se mejora la ortografía y se puede construir un lenguaje culto.
El idioma español es una bella lengua romance cuidémosla, hagámonos amigos de: los sustantivos, adjetivos, verbos, artículos, preposiciones; escribiendo interesantes narrativas.
