La lectura abre puertas a la imaginación, a la construcción de un capital cultural amplio, bondadoso, con los elementos sólidos y asertivos que se requieren para sostener una conversación donde el emisor y el receptor sean capaces de argumentar y discernir, de manera tal que a partir de ese momento y espacio surjan nuevas reflexiones. Esto estimula los deseos de continuar indagando acerca de los temas expuestos, y esta nueva información abonará a su cultura general.
Los avances tecnológicos avanzan a paso acelerado. Cada día hay nuevos descubrimientos, por lo que la lectura de lo general y lo específico se hace necesaria para entender y comprender las tendencias de esta tecnología.
A cada generación le corresponde vivir los avatares del progreso o retroceso en su tiempo y espacio. El ser humano tendrá que preparase, ser creativo, saber pensar, analizar, reflexionar y tomar decisiones asertivas que permitan llevar a cabo los proyectos deseados para el modelo de vida imaginado.
Para llegar a estos caminos, es necesario pensar en la educación de los niños y jóvenes, en dos importantes sedes: la familia y la escuela. En ninguno de los dos campos resulta sencillo ocuparse de un tema tan importante como es la educación, ya que incide en el desarrollo de los proyectos de vida del sujeto.
Cierto es que los padres de familia ocupan la mayor parte de su tiempo en desplazarse a su trabajo y las horas invertidas en él. Sin embargo, los minutos que los padres de familia inviertan en la educación de sus hijos, evitarán a futuro problemas de su conducta. Abrirán caminos para que los chicos elijan el que mejor les convenga en la construcción del modelo de vida que les gustaría tener.
En cuanto a la educación escolarizada, es necesario estar pendientes de los programas de estudio, su filosofía y su tendencia. Leer y escribir es una de las tareas más hermosas y productivas para el ser humano.
En los años noventa del siglo XX, hubo un programa a nivel nacional que motivaba a los niños de educación básica a la lectura. Los libros estaban muy cuidados en los temas, estructura, narrativa y sintaxis. Un equipo de especialistas participó en la creación de los libros.
Fueron momentos maravillosos. Muchos de los maestros que aman su profesión, motivaron a los niños no solo a la lectura, también a la escritura, ellos creaban sus propias historias. Por desgracia, proyectos que dan buen resultado y podrían mejorarse y extenderse, tienden a desaparecer cuando el nuevo titular llega a la Secretaría de Educación Pública con otros proyectos, cuando todos podrían enlazarse con programas que han apoyado el desarrollo intelectual y cultural de los niños.
Hace dos semanas, vi un juego de libros que entregó la USEBEQ a niños de primaria de primero a sexto grado. Son libros para despertar la curiosidad científica. Los temas son adecuados al grado que los niños cursan, la letra es adecuada, las consignas son claras, los grabados tienden a llamar la atención de los alumnos. Cuando algo así sucede, renacen las esperanzas de que haya un adecuado desarrollo intelectual, emocional y social del niño.
La comprensión de la lectura permite al niño pensar, hacerse preguntas y dar opiniones de lo que él ha percibido. Existen innumerables estrategias didácticas para el desarrollo de un pensamiento crítico. Si el niño lo desarrolla a temprana edad, habrá desarrollado la capacidad de análisis y reflexión, lo que permitirá en los siguientes grados de estudio, tener mayores elementos para discernir y participar con argumentos en el salón de clases.
Para insertar la escritura desde la lectura, es necesario sondear qué tipo de historias les agrada a los alumnos. Leer frente al grupo, después invitar al alumno a que haga comentarios de los personajes, saber qué les parecen las acciones que realizaron. Con este ejercicio, los alumnos se emocionan y participan. Entonces el maestro los conmina a que escriban la historia desde su punto de vista. Los niños leerán en voz alta sus historias, el docente descubre que tiene alumnos con gran creatividad.
La lectura y escritura son acciones que se complementan. A través de la lectura se adquiere un lenguaje propicio para construir párrafos claros, que comuniquen lo que el que escribe desea que sea comprendido.
Al enterarnos de que la educación en determinadas escuelas públicas y privadas sobresalen de un estándar común, renace la esperanza de tener en México una educación de calidad, que proporcione los elementos sólidos, actualizados en los diferentes campos del saber humano.
Tener esperanza es pensar en algo viable, posible de llevarse a cabo. La esperanza mueve conciencias, pone en activo el pensamiento, construye ideas, organiza, observa lo viable y asertivo.
La esperanza es racional, siempre en movimiento. Al ver que el proyecto está tomando forma, renace la ilusión, que es emotiva como resultado del trabajo emergido de una esperanza.
A veces escuchamos decir de alguien que es muy optimista. Esto es bueno solo como punto de partida. El optimista espera tiempos mejores, que los problemas se resuelvan por sí solos, cuando sabemos que no es así. Por eso es tan importante leer libros, revistas, diarios, confrontar ideas de diferentes autores sobre un mismo tema.
Hay días en que suceden eventos que nos permiten tener esperanza de vivir en un país sin violencia, educado y progresista.
Leer para aprender.