En las primeras etapas es cuando la presencia de los padres, brinda seguridad a sus hijos para la independencia futura.
Cuando somos padres y vemos crecer a nuestros hijos esperamos con cierto temor la etapa de la adolescencia, creemos que es la etapa primordial en la que hay que estar presentes para que no «caigan en malos pasos» , los padres se involucran más que nunca y hasta dejan de lado otras actividades por estar pendientes de lo que sus hijos adolescentes quieren. Pero… ¿qué paso durante las primeras etapas de desarrollo de nuestros hijos? ¿Dónde estuve o qué hice como padre en las etapas de la infancia, la niñez y la pre-adolescencia?
Cada etapa en el desarrollo de nuestros hijos (desde la concepción), son igual de importantes que la pubertad y son determinantes para años posteriores. En las primeras etapas es cuando la presencia de la madre da esa seguridad a sus hijos para la independencia, como familia enseñamos con el ejemplo los valores para que sean parte de ellos, los guiamos a solucionar por sus propios medios los problemas que se le presentan, van construyendo su autoestima en base a las vivencias a nuestro lado, se forma su carácter a partir de lo que le rodea para que junto con el temperamento genético dejen ver su personalidad, entre otras cosas súper importantes en éstas primeras etapas.
Observemos los ciclos de las aves y de la naturaleza misma, la mamá ave no avienta a sus hijos del nido sin antes haber estado presente alimentando, cuidando y enseñando a sus polluelos a volar, pero tampoco se queda con ellos para siempre. Es decir encuentra el momento indicado, en el que cree que son capaces de cuidarse solos, que son capaces de alimentarse por sus propios medios y que ya no dependen de ella para ir de un lugar a otro y solucionan las diferentes situaciones que se les presentan.
Como padres es muy importante investigar y leer, asistir a conferencias, talleres y pláticas sobre las diferentes etapas del desarrollo humano, es muy interesante conocer cada una de ellas e increíble saber cómo actuar con las personas que más amamos y para las que queremos lo mejor en la vida.
Eduquemos a nuestros hijos estando presentes y ayudemos a desarrollar en ellos la capacidad de decidir; démosles las herramientas necesarias para que lleguen a la adolescencia fuertes y den pasos firmes, con buenas decisiones basadas en una confianza mutua, y con valores bien sembrados para cosechar buenas actitudes.