Tommy es un futuro bebé que aún habita en el vientre de su madre, llamada Esperanza.
El padre de Esperanza murió hace ya varios años, pero tiene una misión importante: preparar a la mayor cantidad posible de niños, para la vida a la que pronto llegarán.
Cuando Tommy, aún sin nacer, llevaba seis meses descubriendo nuevas partes de su cuerpecito en formación y cuando su pielecita comenzaba a pigmentarse, una noche en que su madre descansaba del trabajo rutinario, lo visitó el abuelo. Amistosamente, después de identificarse, comenzó a hablar con su nieto, al que solo conocían él y su pediatra:
“Querido nietecito, ya sé que te pondrán de nombre Tommy. Te quiero explicar que, desde donde estoy, puedo ver la vida futura y también la pasada. Con mi experiencia, te quiero ayudar a gozar las vivencias que tendrás día a día a partir de tu próximo ingreso a la vida y al camino que te irán conduciendo”.
Tommy estaba muy sorprendido, ya que, hasta esa noche, mientras sus pulmones se preparaban para pronto comenzar a respirar, sólo escuchaba la dulce voz de su madre y las canciones que ella le cantaba. En algunas ocasiones, aunque de forma lejana, también alcanzaba a distinguir la voz de su padre.
“Primero te debo comunicar que el tiempo es un misterio, no sé cómo se mide y mucho menos te puedo explicar lo que es la eternidad. Algo que me costó mucho trabajo y a ti también te costará, es aceptar que el cuerpo no es inmortal, que envejecerá y un día se acabará y transformará en polvo. Tommy, mi querido nietecito, al igual que yo, con mucho trabajo entenderás que todo es transitorio”.
Extrañado por esa nueva situación, Tommy movía sus piececitos y manos de forma tan fuerte que despertó a su madre, que dormía plácidamente. Ella, de inmediato, en un radio portátil que colocó sobre su vientre, sintonizó una estación en la que tocaban música de cuna.
Los bruscos movimientos de su vientre se fueron aminorando. Dentro de éste, con Tommy ya calmado, el abuelo Riky continuó:
“Así como yo, tú tienes que aceptar que a este mundo vienes con la misión de mejorarlo y siempre dar todo de ti para dejar rastros positivos antes de partir.
“Con pena, yo tuve que aceptar que mis padres no durarían para siempre y que mis hijos, año con año, irían eligiendo su camino y que lo seguirían sin mí. Con mucha dificultad, acepté que ellos no eran míos como creí, y que otro de sus derechos era ir y venir sin mí.
“Aprendí que todos mis bienes me fueron confiados en calidad de préstamo. Que no me pertenecían y que eran tan fugaces como fugaz era mi propia existencia en la tierra. Por esta razón, querido Tommy, disfrútalos mientras los tienes.
“Me costó mucho sufrimiento, provocado por mis apegos, el poder aceptar que mis bienes serían usados por otras personas”.
Tommy estaba, dentro de la total obscuridad de su morada, muy sorprendido de lo que ahora, por primera vez, estaba experimentando. Sentía un total desasosiego, pero aún no tenía la posibilidad de expresarlo por medio del llanto.
Con mucha ternura, el abuelo Riky, del que no se sabe si se comunicaba con Tommy a través del pensamiento o mediante palabras, continuó: “Me fue difícil comprender que el barrer mi acera a diario, no me daba garantía de que fuera propiedad mía y que el asearla constantemente, sólo era una pasajera ilusión de poseerla y hasta le llamaba: ‘mi casa’.”
“No podía aceptar que lo que llamaba ‘mi casa’ era un techo temporal que, en muchos o pocos días, serviría de abrigo pasajero a otra y otra y otra familia”.
Tommy se fue quedando dormido con el suave arrullo de la voz del abuelo.
Riky, al darse cuenta de la falta de atención del pequeñito, decidió, solo por esa ocasión, retirarse, no sin antes susurrar en el oído de Tommy dulces palabras de cariño y aliento.
El abuelo aún tenía la oportunidad, durante los tres meses que a Tommy le faltaban para salir al mundo, de continuar explicándole lo que pronto comenzaría a experimentar.
Esta historia aún no termina… El abuelo Riky todavía debe transmitir muchas lecciones para la vida, por lo que volverá para compartir su sabiduría al nieto Tommy.
Querido lector, si tú estuvieras en el lugar del abuelo Riky, ¿Qué le platicarías a tu nieto por nacer?