viernes, abril 19, 2024

Una vida dedicada a Dios, entrevista al P. Jorge Carlos Lozano

El P. Jorge Carlos Lozano es una persona que siempre ha tenido una gran vocación por la fe, con un amor muy arraigado a Dios y sus palabras, que lo han acompañado durante toda su vida, y las que trata de repartir entre todos aquellos que han aceptado la fe en sus corazones. 

El P. Jorge desde joven supo que su vocación estaba en las manos de Dios, a quien ha dedicado gran parte de su vida, mediante estudios religiosos y repartir Sus Palabras en varios países. Con bachiller en teología por el Ateneo Regina Apostolorum de Roma y licenciatura en Filosofía por la Universidad Gregoriana, ha sido orientador de cursos vocacionales en Brasil, Colombia e Italia. 

Empieza con la familia

Originario de Zamora, España, el P. Jorge Carlos Lozano creció en una familia castellana clásica de los años sesenta, que él describe como trabajadora, unida y con las raíces bien hincadas en tierra bautizada.

Su madre, educada en un colegio de monjas, fue quien llevó las directrices del hogar, marcando el ritmo moral y la fe familiar que llevarían él y sus hermanos. Por ejemplo, ella era una mujer que hacía los quehaceres del hogar acompañada, sobre todo, de canciones religiosas; y todas las noches motivaba a sus hijos a decir sus oraciones, que ella misma hacía frente al Buen Pastor. 

Con el paso de los años, sus hermanos participaron en actividades con los Salesianos, el Opus Dei y la Milicia de Santa María, y el P. Jorge Carlos siguió sus mismos pasos, siempre dispuesto a aprender más y estar cerca de los eclesiásticos y su sabiduría.

El momento definitivo

El camino del P. Jorge iniciaría su definición cuando tenía 10 años, tiempo en el que su madre le propuso ir a un curso de verano, conducido por sacerdotes que tenían un seminario menor en Santander; aunque esos planes no pudieron concretarse. 

Fue el diciembre cercano a su undécimo cumpleaños que un legionario pasó por su casa para hablar sobre un programa de verano en Ontaneda que daría el  definitivo para dedicar su vida a Dios. Fue un viaje largo de Zamora a Ontaneda, en el que su primera impresión fue lo que él llamó desconsoladora, pues la casa donde se hospedaría parecía triste, oscura y muy lejana a su familia; pero los demás niños, los sacerdotes y todas las experiencias que vivió se encargaron de hacer de esas semanas una experiencia que cimentaría su vida. 

Si la casa, en aquel entonces, tenía un aspecto triste, esos más de doscientos chiquillos que la llenaron por un mes, hicieron alegres hasta las paredes. Las risas, los gritos de ánimo, los concursos y las exhortaciones del padre Morelos, el rector de la casa, eran como pintura fresca sobre los muros”.

Gracias a ese verano, aun con sus escasos años de edad, decidió seguir sus estudios en Ontaneda. Con la aceptación de su madre, el apoyo de su padre y sus hermanos, y unos presentes de su abuelo, el P. Jorge Carlos Lozano se embarcó en una aventura de grandes exigencias y una trascendencia sin igual, por lo que hoy está agradecido con Dios por la gran vocación que ha tenido desde la niñez. 

Y debido al ejemplo que tuvo en el seminario (pues todo lo presente en su vida estaba bautizado y a vista de Jesús Eucaristía en un ambiente de caridad y alegría envidiables), le nació el deseo de ser como aquellos sacerdotes quienes le infundieron una gran ilusión por ayudar a la gente a ser verdaderamente feliz y poder llevar muchas almas al cielo –en sus propias palabras–. 

 “Creo que fueron varios los factores que determinaron el que dijera sí al llamado de Dios. Tal vez la amistad con el rector de la casa. Sin duda el ambiente de caridad que se vivía en el centro vocacional del cual terminábamos empapados, y la cercanía con Jesús Eucaristía y con María”.

Un camino interminable y lleno de satisfacción

A lo largo de su vida ha podido conocer a muchas personas, gente buena, que busca agradar a Dios, pudo realizar su trabajo pastoral en Brasil, Italia y Colombia; países donde observó muchas situaciones difíciles, momentos de fe y armonía, pudo ser testigo de historias muy particulares que llevará consigo y le han demostrado la dualidad de los humanos, aquellos que se han abierto y aceptado por completo a la fe y al Señor y aquellos que han caído en momentos de oscuridad. 

Hoy todas esas personas, buenas o no tanto, las podré poner en mi patena de sacerdote y presentárselas a Dios Padre para que les ayude a ser mejores y para que las proteja”. 

El P. Jorge Carlos Lozano agradece a Dios por todas las gracias que ha recibido en su vida, por darle el don de la fe y de la vocación sacerdotal en la Legión, agradece a sus padres por el don de la vida y su testimonio de fe, y por la oportunidad de compartir con –como él los llama– verdaderos santos en la familia legionaria, como el P. Stephen Gormely con quien convivió un año en Brasil y quien, después de sufrir un grave accidente de coche sigue viviendo su sacerdocio desde la cruz de una silla de ruedas.

Muchas personas me han ayudado con su ejemplo, oración y estímulo a ser fiel a Cristo. Mi agradecimiento va a todas ellas. Especialmente a mis superiores y a mis hermanos legionarios que con su caridad, fidelidad y alegría hacen más hermosa la vocación sacerdotal”, finaliza. 

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